miércoles, 10 de agosto de 2016

Poema

olor a piel herrumbrada, desarmada, con el cuerpo más viejo y cansado. los insectos rodeando el sexo tristisimo. ya no somos aquellos niños frágiles. nos queda recordar ese llanto de mamá, cuando murió el abuelo y tuvo que dejar a la abuela allá en el pueblito, repleto de sueños incendiados. queda en la memoria el ardor de nacer olvidado, mientras todos dormían la siesta. parecían cadáveres tranquilos, que volvían a la vida cuando el sol dejaba de lastimar en la frente, y las lágrimas se hacían lagañas secas, incrustadas al borde de los ojos. recordarnos niños, intentado cazar colibrís. ver a mi tierno amigo, caer del árbol viejo y ahogarse en la pileta. su madre también murió ese día. su padre le pagaba y no lo quería. nunca le dio un beso, ni le trajo un caramelo al volver del trabajo, era su anhelo siempre me contaba. pero sí lloró cuando lo enterraron. el cuerpo agotado de vivir, del dolor y de reír. de sentir en las venas la saliva sucia de dios. ungido con jugo bestial de amapolas, duerme ~~~~~~~ A.A

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