miércoles, 3 de junio de 2015

EL DIA QUE MAXIMO MATÓ A CRISTINA

Eran las 2 de la madrugada y Cristina tenía mucha sed. Entre sueños se levantó a buscar un vaso de agua. Escuchó ruidos en el living y se asomó para ver quien estaba todavía levantado. Máximo, Amado y Wado estaban sentados en el sofá a media luz. El reflejo de la tele les daba enl a cara. Se les podía ver brillar los ojos grandes como lechuzas por la dureza que tenían. Cristina se acercó sin avisar. Máximo trató de tapar el poco de merca que quedaba en un plato. Enseguida se dio cuenta de lo que estaban haciendo.Medio enojada le dijo a su hijo: - ¿Qué te dije? Vos vas a terminar como tu padre. Él la miró avergonzado por la situación y le respondió sin levantarse-Andà a dormir mamá. Dale. Esas escenas eran recurrentes. Desde la muerte de su padre Néstor, Máximo tomaba cocaína casi todas las noches. Medio molesto separó y caminó hacia el balcón. Amado y Wado lo acompañaron. Los tres se quedaron callados mirando la ciudad. Pasaron unos minutos. Amado rompió el silencio y dijo: –Tranqui Max… tu vieja se preocupa. Ya sabés …por lo que le pasó a tu viejo. Se mataba en las reuniones de gabinete con nosotros. Altas rayas se hacía. Y después ….bueno… Máximo lo miró y no le respondió nada. Solo dijo mientras marcaba el número en su celular: - Che voy a llamar al transa para pedirle una bolsita más. Cristina pretendía arruinarles la noche de diversión. Entonces volvió a aparecer y llamó solo a Máximo. Se podía escuchar como discutían. Ella decía que lo iba mandar al sur, porque acá se sarpaba.Andaba de joda todas las noches. Terminaron de hablar y Máximo volvió gritando al living : - MAÑANA ME VOY A LA MIERDA. BASTA MAMÁ!! Sonó el nextel. Un seguridad en la planta baja le avisó a Máximo que llegó el delivery. -Pagale y subimela. Yo te doy acá -le respondió. El seguridad golpeo la puerta y le pasó disimuladamente el paquete con la cocaína. Máximo le dio 500 pesos y le dijo: -Andá no más .Gracias. Se sentó enseguida. Tiró toda la merca en el plato y armó una buena línea. Se volcó de lleno con un billete enrollado en su nariz y la inhaló desesperadamente haciendo la cabeza hacia atrás. Wado y Amado miraban la escena agazapados, esperando su turno. Máximo balbuceaba tocándose la nariz conla punta de los dedos: - Está buena. Cristina se dio cuenta que algo pasaba en el living . Volvió a entrar de golpe y dijo enojada.: - Ya basta che! Ustedes dos váyanse. Vamos. Amado bajó la cabeza y con un poco de vergüenza se dirigió a la puerta. Wado tartamudeo como de costumbre unas disculpas y desaparecieron los compañeros de andanzas en un minuto. Máximo quedó solo y duro como estaca sentado en el sofá. Cristina no quiso seguir discutiendo y se volvió a su habitación. Máximo últimamente estaba consumiendo mucha cocaína. Cuando se quedaba solo le daba paranoia. Veía sombras y sentía que alguien le hablaba. Un par de veces en compañía de otras personas, preguntó si no escuchaban ruidos,que nadie mas podía escuchar. Con la cantidad de cocaína exagerada que consumió empezó a sentirse mal. El pecho oprimido, y con una angustia que lo ponía muy incomodo. Se encerró en su cuarto con la luz apagada. Solo entraba el reflejo de las luces por la ventana. Se le aparecían sombras. Sentía como si fueran a atacarlo fantasmas negros, caras monstruosas y su corazón le latía a mil por horas sin poder controlarlo. Abrió el cajón de su mesa de luz y sacó un revólver que usaba para ir a practicar tiro con un amigo de la seguridad. Lo sostenía entre sus manos que no le dejaban de temblar. Máximo respiraba hondo.Trataba de calmarse. Empezó a escuchar una voz a lo lejos, un eco que decía su nombre. Se sintió muy temeroso en medio de la oscuridad. De golpe se abrió la puerta. Máximo vio una imagen borrosa y disparó dos veces. Los destellos iluminaron por segundos la habitación. No entendió qué pasó. Ensordecido dejó caer el arma al piso. Le dolía el pecho. No se le pasaba el efecto de la cocaína. Los de seguridad entraron corriendo. Miraban la escena y no entendían.Gritaban su nombre: – MAXIMO! ¿Máxi estás bien? Cristina yacía tirada en la entrada del cuarto. Tenía un tiro en medio de la cara y otro en el estómago .Su camisón blanco estaba teñido de sangre.Era un dulce ángel peronista despedazado. Un seguridad la tapó rápidamente con una toalla.No iban a permitir que salga alguna imagen del cadáver en los diarios de la oposición.