miércoles, 1 de agosto de 2012
Criaturas borradas
Ha pasado el tren que golpea mi corazón,
esos vagones tan sordos y veloces. Recorren las entrañas
escapándose a través de la mirada hacia mi hogar.
Siempre un plato en mi mesa, y una voz silenciosa
que comienza ciega todos los días.
Mi cuerpo se exilia de mi, los pedazos se hacen
pequeños engendros, criaturas borradas del mundo.
Estoy celoso de la cicatriz que te sonríe, de tus propios
cabellos acariciándote, cuando la piel desnuda se muestra
desprotegida.
Me repugna el temor febril de los espíritus, la música
de los animales me hace daño, también las fuentes
resecándose, los coágulos de sangre colgando de tu
muñeca.
La cama se utiliza cómo remanso de las angustias,
refugio en las tempestades que odia las hojas de
los libros.
Mi memoria me juega una mala pasada y me trae
imágenes de perros muertos, los besos que me diste,
el tren que arrasa mis entrañas.
Hacemos una fiesta del cadáver, pretendemos que
se ría del dolor, que no se pudra en su hermoso funeral.
Nuestro cinismo ha llegado muy lejos,y llega empujando
con dureza.
Vigilo el deseo de la niña ahogada, se extravió de mi
vista en su lago de llanto. Se apagó confundida con su
cuerpo de abril y de agosto.
Siento los peligros demasiado cerca, la demolición
acecha saludando en las sombras, nos atrae el aroma
del amanecer homicida.
Me quedo bajo el sol, me acompaña la niña ahogada
en mis brazos.
Se acerca el tren, con esos vagones sordos, para
golpear nuestros corazones
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A Aguirre
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